El 21 de enero es el día internacional del abrazo, esa fecha se celebró por primera vez el 21 de enero de 1986. Además se dar confort los abrazos aportan muchos beneficios para la salud tanto física como psicológica. Entre sus principales aportes están los siguientes: Seguridad, sobre todo cuando somos bebés, así que una buena dosis de abrazos, nos ayuda a sentirnos seguros y confiados. Provoca placer cada vez que abrazamos a alguien nuestro cerebro segrega sustancias que son la dopamina y la serotonina ambas reducen el estrés y juntas dan calma tranquilidad y sosiego. Las personas que no muestran afecto sufre de algo que en psicología se conoce como “hambre de piel” y no es más que la necesidad de contacto y es que los abrazos permiten funcionar de mejor manera, cada brazo nos ayuda a centrarnos y mantenerlos felices y funcionales cada día y disminuye la presión arterial.
El hambre de piel no es solo una forma de hablar o una frase hecha sino un fenómeno neurofisiologico que explica por qué la falta de contacto acrecienta el malestar psicológico que ya ha venido ocasionando la pandemia y está afectando la salud mental de tantas personas. Y es que a partir del contacto sentimos que somos querido. Los bebés no comprenden pero perciben que como papás les queremos o no, pero si comprenden que a través de la piel reciben de nuestra piel unos cuidados un cariño, una ternura que solo llega a su cerebro a través de ese contacto piel con piel y eso no lo olviden ya jamás.
Hay estudios que demuestran que si un bebé se alimenta y se le cambia el pañal, pero sin contacto físico piel con piel durante una etapa importante de su crecimiento ese bebé crece con falta de afecto y eso tiene un impacto directo en su desarrollo cerebral emocional y psicológico futuro.
El contacto físico es esencial para la supervivencia porque somos dependientes el otro y poco a poco a crecer aprendemos a ser más autónomos y pasamos a ser dependientes.
En este periodo de pandemia, los ancianos y los niños han sido los dos colectivos más perjudicados por esa falta de relación que conllevan las restricciones. Las emociones de tristeza, miedo, añoranza, soledad incertidumbre y el malestar psicológico que tantas personas están viviendo como consecuencia de la pandemia del coronavirus no es únicamente la distancia social o el déficit de relaciones sino que toda nuestra vida esa hora diferente. La covid nos ha cambiado tanto el marco de vida, el marco relacional nuestras actividades nuestras aficiones que no podemos diferenciar cuál de estos cambios es el que nos está provoca esas esas emociones que ya no podemos separar una de las otras. La solución para paliar algo de este hambre de piel pasa para buscar alternativas de comunicación que puedan hacernos sentir cercanos que pueda llegar al corazón.
La principal vía es la palabra, usarla para conseguir eso mismo que se conseguía con los abrazos utilizando la palabra para transmitir amor presencia ternura. Hemos de comunicar con palabras lo que el cuerpo no puede comunicar la espera de que las manos y los brazos puedan volver a comunicarlo en breve.
Esta pandemia hace 25 años habría sido mucho peor. Ahora tenemos muchas interconexiones a través de la tecnología, las redes sociales y otras herramientas informáticas nos permite un nivel de relación insospechado. Hagamos uso de ellas y sigamos abrazando, sigamos conectados porque como seres sociales que somos necesitamos sentirnos que formamos parte de la sociedad en la que vivimos. ¡Gracias por leernos!