La frustación se define como el sentimiento que se genera en un individuo cuando no puede satisfacer un deseo planeado. Ante este tipo de situaciones la persona suele reaccionar con expresiones de ira y de ansiedad principal mente siendo considerado como un aspecto inherente a la vida humana el hecho de asumir la imposibilidad de lograr todo aquello que uno desea y en el momento en que se anhela. El punto clave, reside en la capacidad de gestionar y aceptar esta discrepancia entre lo ideal y lo real. Así, el origen de la problemática no se encuentra en las situaciones externas en sí misma sino en la forma en la que el individuo las afrontar, se entiende desde esta perspectiva, que la frustración se compone tanto de una situación real ocurrida como la evidencia a nivel emocional elaborada a partir de dicha situación. La adecuada gestión de la frustración puede trabajarse.
La frustración, es un estado transitorio y por ende reversible por lo que una adecuada gestión de esta, consiste en entender y entrenar al individuo en la aceptación de que todo evento externo o interno lleva una vivencia emocional.
¿La frustración puede categorizarse como una respuesta primaria o extintiva? Existen personas con baja tolerancia a la frustración, estos individuos que representan este modo de hacer se caracterizan también por tener un razonamiento rígido e inflexible, con escasa capacidad de adaptación a los cambios no programados.
La tolerancia a la frustración es un aprendizaje que debe consolidarse ya durante las etapas tempranas del desarrollo infantil. Los niños muy pequeños no poseen aún la capacidad de esperar o de comprender que no todo puede producirse de una forma inmediata así el procedimiento que suele operar cuando se aplica un funcionamiento de baja tolerancia a la frustración se inicia en el momento en el que el pequeño no puede disponer pero que desea y manifiesta una reacción de catastrofismo exagerado que viene a ser lo que común ente llamamos “rabietas” que se deben cambiar a partir de técnicas de relajación a partir de lo que se llama terapia racional emotiva que no es otra cosa que una herramienta útil que ayuda a los padres a comprender mejor, cómo funcionan las emociones para ayudar a sus hijos e hijas e incluso manejar sus propias emociones en la dura y compleja tarea de educar.
Crucial es aprender a manejar la frustración pues esta interconectado con otras emociones que pueden ñerdudicar nuestra salud mental y desde Salud Mental La Palma potenciamos en los centros educativos el trabajo en esta y otras areas subyacentes de la salud mental.
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